lunes, 31 de enero de 2011

¿CÓMO SE SIENTE NUESTRO PLANETA?

Una mañana como otra cualquiera, la Tierra despertó y abrió los ojos. En vez de quedarse mirando hacia el infinito universo, se detuvo a observarse a sí misma. Se vio tal cual era, aplastada por los polos y abultada por el ecuador, aunque apreció grandes cambios que la dejaron pensativa.
Comprobó que sus aguas ya no eran tan limpias como antes y cómo todos los animales marinos morían a causa de los grandes derramamientos de petróleo y de la enorme contaminación en que vivían.
Los bosques se empobrecían cada vez más a causa de la indiscriminada tala a la que eran sometidos, y los lugares donde aún quedaban árboles en pie corrían el mismo riesgo de las zonas áridas.
El aire se volvía irrespirable, la capa de ozono desaparecía en grandes dimensiones. Y todo esto ocurría a causa de la contaminación ambiental.
Se sintió más caliente, pues su temperatura había aumentado debido al calentamiento global.
Nuestro planeta se sintió desesperado al ver tantos animales que morían al ser cazados o quedaban sin hogar ni comida. De pronto se dio cuenta de que estaba en peligro de extinción al igual que los pobres e indefensos animales. 

El pánico ante su desaparición lo motivó a encontrar el único y gran culpable de todos los males: el hombre, ése que se jactaba de ser el único animal racional.
La tierra pensó vengarse. Provocaría terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, lluvias prolongadas, sequías interminables y un sinfín de calamidades que borrarían toda presencia humana, pero seguidamente se puso a reflexionar y se dio cuenta de que todos los hombres no eran iguales, y que al hacer esto pagarían justos por pecadores. 
Sabía que en este planeta donde vivimos muchas personas luchaban hasta lo imposible por salvarlo, que no todos los humanos carecían de conciencia; muchos sentían amor y respeto por cada detalle de la naturaleza, por cada hacer viviente, y que no sólo pensaban en expandirse y enriquecerse a cualquier costo.

Publicado por : Montse Berrocal


CUESTIONES:


1. ¿Cúal es la forma de la Tierra?
2. ¿Qué síntomas tiene la Tierra?
3. ¿A quién le echó la culpa de sus males?
4. ¿Acabará la Tierra con el ser humano?¿Por qué?
5. Escribe algunas acciones que debería realizar el ser humano para evitar estos efectos negativos

lunes, 24 de enero de 2011

Concurso para 1º de ESO y PCPI

A partir de este lunes, 24 de enero, se publicará cada semana en nuestro blog un texto breve, sobre el cual se harán preguntas de comprensión lectora.
Para participar, solo tendrás que responder esas preguntas en el propio blog, indicando claramente tu nombre y el grupo de clase al que perteneces. Se contarán los alumnos que hayan entrado y contestado correctamente, y aquel grupo que tenga un mayor número de ellos será el ganador.
El premio será para toda la clase: un desayuno gratis en la hora que se decida con el tutor.
¡Anima a tus compañeros! ¡Cuantas más entradas de tu grupo haya en el blog, más posibilidades tendrás de ganar!

viernes, 21 de enero de 2011

MIRAR LA LUNA

Mirar la Luna
Una noche de verano sumamente calurosa, una noche  de finales de julio, salí a tomar el aire fuera de la cabaña en la que me disponía a pasar una larga temporada. La noche era apacible y muy, muy hermosa. A mi alrededor, todo era quietud y en el aire flotaba un no sé qué extraño y fascinante. El cielo estaba completamente despejado y a mí me pareció un océano lleno de misterios.
De pronto, sin saber por qué, me dieron unas ganas terribles de mirar la Luna. La busqué y la busqué con la mirada, pero nada. No se la veía por ningún lado.
Me puse las gafas y nada: seguía sin verla. Me quité las gafas, las limpié cuidadosamente, me las volví a poner… Nada.
Entonces recordé que en algún lugar tenía guardado un potente telescopio portátil.
Lo instalé y me pasé un largo rato mirando el cielo a través de su lente, pero la Luna no aparecía por ningún lado.
Era imposible que la Luna estuviese tapada por las nubes. Nubes no había ni una. En cambio, estrellas, un montón. Pero la Luna no estaba. Me fijé en el almanaque. Era un día de luna llena. Un día despejado de luna llena. ¿Cómo podía ser que la Luna no estuviera? ¿Dónde se habría metido? En algún lugar tenía que estar. Tal vez aparecería más tarde. Decidí armarme de paciencia y esperar.
Esperé con ganas. Esperé con impaciencia. Esperé con curiosidad. Esperé con ansias. Esperé con entusiasmo. Esperé y esperé. Cuando me cansé de esperar, miré al cielo y nada. La Luna seguía sin aparecer.
Una vez que pude sobreponerme a mi decepción, me serví un café y me lo bebí lentamente. Cuando lo terminé de tomar, la Luna seguía sin aparecer. Me serví otro café. Cuando lo terminé de tomar, ya me había tomado dos cafés. Pero de la Luna, seguía sin tener ninguna noticia. Después del décimo café, la Luna no había aparecido y a mí se me había terminado el café. Paciencia, por suerte, todavía tenía.
Consulté las tablas astronómicas que siempre llevaba en la mochila. Eclipse no había. Pero de la Luna, ni rastro.
¡Qué extraño era aquello! Volví a coger el telescopio y enfoqué bien, en distintas direcciones. El cielo nocturno era maravilloso y, como tantas otras veces, me sorprendió mucho encontrar algo que no esperaba ver. Mucho menos en ese momento y en ese lugar. Ahí, a lo lejos, entre tantas galaxias con tantas estrellas y tantos cuerpos celestes desconocidos que se movían en el espacio, había un pequeño planeta con un cartelito que decía «Tierra».
Aumenté la potencia de mi telescopio y pude ver claramente que en la terraza de mi casa todavía estaba colgada la ropa que me había quitado antes de ponerme el traje de astronauta. Y dentro, en el comedor, mi marido y los chicos estaban comiendo un plato de pasta y viendo las noticias en la televisión. En ese momento, justo en ese momento, estaban mostrando una fotografía mía y el Servicio de Investigaciones Espaciales informaba de que mi alunizaje se había producido sin novedad.
Me tranquilicé y me quedé fuera, disfrutando serenamente de la noche, mirando todo  con la boca abierta, pensando en vaya usted a saber qué, tan distraída como siempre, totalmente en la Luna.
Adela Basch
Saber de las galaxias y otros cuentos. Norma (Adaptación)


Comprensión lectora

1.            Contesta.

􀁲 ¿Dónde transcurre la historia?


􀁲 ¿Qué llevaba siempre en su mochila?


􀁲 ¿Qué había en la terraza de su casa?


2.            ¿Qué rasgo destacarías del carácter de la protagonista?



3.            Explica qué hizo la protagonista para lograr ver la Luna.



4.            ¿Quién narra esta historia? Elige.

La protagonista. Un personaje secundario. Un narrador externo.



5.            Explica qué significa la expresión estar en la Luna.



6.            Escribe el informe que enviaría la astronauta al Servicio de Investigaciones Espaciales tras su llegada a la Luna.